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Capítulo I y II de Anthony Weston

Las Claves de la Argumentación de Anthony Weston 

Introducción. 

¿Qué es un argumento ?

En este libro, «dar un argumento» significa ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo de una conclusión. Aquí, un argumento no es simplemente la afirmación de ciertas opiniones, ni se trata simplemente de una disputa. Los argumentos son intentos de apoyar ciertas opiniones con razones. En este sentido, los argumentos no son inútiles, son, en efecto, esenciales. 

El argumento es esencial, en primer lugar, porque es una manera de tratar de informarse acerca de que opiniones son mejores que otras. No todos los puntos de vista son iguales. Algunas conclusiones pueden apoyarse en buenas razones, otras tienen un sustento mucho más débil. Pero a menudo, desconocemos cual es cual. Tenemos que dar argumentos en favor de las diferentes conclusiones y luego valorarlos para considerar cuan fuertes son realmente


Capítulo I

Algunas reglas generales


1. Distinga entre premisas y conclusión: 

El primer paso al construir un argumento es preguntar: ¿Qué estoy tratando de probar? ¿Cuál es mi conclusión? Recuerde que la conclusión es la afirmación en favor de la cual usted está dando razones. Las afirmaciones mediante las cuales usted ofrece sus razones son llamadas «premisas». Considere esta broma de Winston Churchill: Sea optimista. No resulta de mucha utilidad ser de otra manera.

Éste es un argumento porque Churchill está dando una razón para ser optimista: su premisa es que «no resulta de mucha utilidad ser de otra manera». La premisa y la conclusión de Churchill son bastante obvias, pero las conclusiones de algunos argumentos pueden no ser obvias hasta el momento en que se las señala. Sherlock Holmes tiene que explicar una de sus conclusiones clave en La aventura de Silver Blaze: 

"Un perro estaba encerrado en los establos, y, sin embargo, aunque alguien había estado allí y había sacado un caballo, no había ladrado. Es obvio que el visitante era alguien a quien el perro conocía bien..."

2. Presente sus ideas en un orden natural

Usualmente, los argumentos cortos se escriben en uno o dos párrafos. Ponga primero la conclusión seguida de sus propias razones, o exponga primero sus premisas y extraiga la conclusión al final. En cualquier caso, exprese sus ideas en un orden tal que su línea de pensamiento se muestre de la forma más natural a sus lectores. 

Considere este argumento corto de Bertrand Russell: 

"Los males del mundo se deben tanto a los defectos morales como a la falta de inteligencia. Pero la raza humana no ha descubierto hasta ahora ningún método para erradicar los defectos morales [...] La inteligencia, por el contrario, se perfecciona fácilmente mediante métodos que son conocidos por cualquier educador competente. Por lo tanto, hasta que algún método para enseñar la virtud haya sido descubierto, el progreso tendrá que buscarse a través del perfeccionamiento de la inteligencia antes que del de la moral.' 

En este pasaje, cada afirmación conduce naturalmente a la siguiente. Russell comienza señalando las dos fuentes del mal en el mundo: «los defectos morales», como él los denomina, y la falta de inteligencia. Afirma entonces que desconocemos cómo corregir «los defectos morales», pero que sabemos cómo corregir la falta de inteligencia. Por lo tanto —adviértase que la expresión «por lo tanto» indica claramente su conclusión—, el progreso tendrá que llegar mediante el perfeccionamiento de la inteligencia.

3. Parta de premisas fiables

Aun si su argumento, desde la premisa a la conclusión, es válido, si sus premisas son débiles, su conclusión será débil. 

"Nadie en el mundo es realmente feliz en la actualidad. Por lo tanto, parece que los seres humanos no están hechos precisamente para alcanzar la felicidad. ¿Por qué deberíamos esperar lo que nunca podemos encontrar?"

La premisa de este argumento es la afirmación de que nadie en el mundo es realmente feliz en la actualidad. Pregúntese si la premisa es plausible. ¿Nadie en el mundo es realmente feliz en la actualidad? Esta premisa necesita, al menos, alguna justificación, y es muy probable que no sea precisamente verdadera. Este argumento no puede mostrar, entonces, que los seres humanos no estamos hechos para alcanzar la felicidad, o que no debemos esperar ser felices.


4. Sea concreto y conciso: 

Evite los términos generales, vagos y abstractos. «Caminamos horas bajo el sol» es infinitamente mejor que «Fue un prolongado período de esfuerzo laborioso». Sea conciso también. La elaboración densa sólo hace que el lector —e incluso el autor— se pierda en un mar de palabras.

5. Evite el lenguaje emotivo: 

No haga que su argumento parezca bueno caricaturizando a su oponente. Generalmente las personas defienden una posición por razones serias y sinceras. Trate de entender sus opiniones aun cuando piense que están totalmente equivocadas. Una persona que se opone al uso de una nueva tecnología no está necesariamente en favor de «un retorno a las cavernas», por ejemplo, y una persona que cree que la evolución no es afirmar que su abuela era un mono. Si usted no puede imaginar cómo podría alguien sostener el punto de vista que usted está atacando, es porque todavía no lo ha entendido bien. En general, evite el lenguaje cuya única función sea la de influir en las emociones. Este es un ejemplo de «lenguaje emotivo». 

"Tras permitir que sus antaño orgullosos trenes de pasajeros cayeran vergonzosamente en el olvido, América está moralmente obligada a restablecerlos ¡ya!"

Supuestamente éste es un argumento para restablecer (más) el servicio de los trenes de pasajeros. Pero no ofrece ninguna prueba para llegar a esa conclusión sea cual sea, tan sólo unas cuantas palabras con una gran carga emocional —palabras gastadas, también, como lasde un político autómata. ¿El tren de pasajeros «cayó en el olvido» por algo que «América» hizo o dejó de hacer? ¿Qué tiene esto de «vergonzoso»? Muchas instituciones «antaño orgullosas» dieron al traste y, al fin y al cabo, no estamos ol)ligados a restablecerlas todas. ¿Qué significa que América está «moralmente obligada» a hacer esto? ¿Se han establecido y quebrantado las premisas? ¿Por parte de quién?


6. Use términos consistentes:

Los argumentos dependen de conexiones aras entre las premisas y la conclusión. Por ta razón es crucial utilizar un único grupo de rminos para cada idea.


7. Use un único significado para cada término


Capítulo II

Argumentos mediante ejemplos. 

Los argumentos mediante ejemplos ofrecen uno o más ejemplos específicos en apoyo de una generalización. En épocas pasadas, las mujeres se casaban muy jóvenes. Julieta, en Romeo y Julieta de Shakespeare, aún no tenía catorce años. En la Edad Media, la edad normal del matrimonio para las jóvenes judías era de trece años. Y durante el Imperio romano muchas mujeres romanas contraían matrimonio a los trece años, o incluso más jóvenes. Este argumento generaliza a partir de tres ejemplos —Julieta, las mujeres judías en la Edad Media y las mujeres romanas durante el Imperio romano— a muchas o a la mayoría de las mujeres de épocas pasadas. Para ver la forma de este argumento con mayor claridad, podemos enumerar las premisas de forma separada, con la conclusión en la «línea final». Julieta, en la obra de Shakespeare; aún no tenía catorce años.

8. ¿Hay más de un ejemplo ?

Las generalizaciones acerca de grandes conjuntos de casos requieren la selección de una «muestra». Desde luego, no podemos enumerar a todas las mujeres que en épocas anteriores contraían matrimonio jóvenes; en su lugar, nuestro argumento debe ofrecer pocas mujeres como ejemplos de las demás. Cuántos ejemplos son necesarios depende parcialmente de su representatividad, problema que recoge el apartado 9. También depende parcialmente del tamaño del conjunto acerca del cual se hace la generalización.


9. ¿Son representativos los ejemplos ?

Incluso un gran número de ejemplos puede desfigurar el conjunto acerca del cual se hace lageneralización. Un gran número de casos, exclusivamente de mujeres romanas, por ejemplo, puede decir muy poco acerca de las mujeres en general, ya que las mujeres romanas no son necesariamente representativas de las mujeres de otras partes del mundo. El argumento también necesita tomar en cuenta las mujeres de otras partes del mundo. En mi barrio, todos apoyan a McGraw para presidente. Por lo tanto, es seguro que McGraw ganará. Este argumento es débil porque un barrio aislado rara vez representa el voto del conjunto de la población. Un barrio acomodado puede apoyar a un candidato que es impopular en todos los demás barrios. Los distritos electorales estudiantiles en las ciudades universitarias son ganados, generalmente, por los candidatos que obtienen resultados pobres en cualquier otro sitio. Además, rara vez tenemos pruebas fiables aun de las opiniones del barrio. El conjunto de personas que ponen señales en sus verjas y adhesivos políticos en sus automóviles (y cuyos jardines son visibles desde carreteras concurridas, o conducen regularmente por, y/o estacionan sus automóviles en, lugares que llaman la atención) puede muy bien desfigurar el barrio en su conjunto. Un buen argumento acerca de que «es seguro que McGraw ganará» requiere una muestra representativa del voto del conjunto de la población. No es fácil elaborar semejante muestra. Las encuestas de opinión pública, por ejemplo,

10. La información de trasfondo es crucial:

Para juzgar un conjunto de ejemplos, a menudo tenemos que examinar las proporciones subyacentes. Al revés, cuando un argumento ofrece proporciones o porcentajes, la información de trasfondo relevante debe incluir normalmente el número de ejemplos. Los robos de automóviles en el campus universitario pueden haberse incrementado en un 100 por cien, pero si esto significa que se robaron dos automóviles en vez de uno, no ha cambiado gran cosa.

11. ¿Hay contraejemplos ?

Compruebe las generalizaciones preguntando si hay contraejemplos. La guerra del Peloponeso fue causada por el deseo de Atenas de dominar Grecia. Las guerras napoleónicas fueron causadas por el deseo de Napoleón de dominar Europa. Las dos guerras mundiales fueron causadas por el deseo de los fascistas de dominar Europa.

En general, entonces, las guerras son causadas por el deseo de dominación territorial. Pero ¿todas las guerras son causadas por el deseo he dominación territorial? ¿O quizás la generalización es demasiado amplia? En efecto, hay contraejemplos. Las revoluciones, por ejemplo, tienen causas totalmente diferentes. Lo mismo vale para las guerras civiles. Si se le ocurren contraejemplos de una generalización que desea defender, revise su generalización. Si el argumento anterior fuera suyo, por ejemplo, puede cambiar la conclusión por: «Las guerras entre Estados independientes son causadas por el deseo de dominación territorial.» Incluso esta generalización puede ser excesiva, pero al menos es más defendible que la original. Otras veces, usted puede querer cuestionar el supuesto contraejemplo. La Primera Guerra Mundial, alguien puede objetar, no parece haber sido causada por el deseo de dominación territorial, sino por una red de pactos de defensa mutua y otras intrigas políticas, por la inquietud de las clases altas europeas, por los disturbios nacionalistas en el Este de Europa, etc. Frente a este ejemplo, por supuesto, usted puede debilitar su pretensión todavía más, o retirarla por completo. Sin embargo, otra posible respuesta es argüir que el supuesto contraejemplo es, en realidad, conforme a la generalización. Después de todo (puede argüir): los deseos de las potencias europeas de dominar Europa motivaron los pactos de defensa mutua y otras intrigas políticas que, finalmente, abrieron el camino a la guerra. ¿Y los disturbios nacionalistas no podrían haber sido causados también por la injusta dominación que allí ocurría? Aquí, en efecto, usted trata de reinterpretar el contraejemplo como otro ejemplo más. La crítica inicial a su conclusión se transforma en otro elemento de prueba en su favor. Usted puede, o no, cambiar la redacción de su conclusión; en cualquier caso, ahora comprende mejor por sí mismo su propia afirmación y está preparado para responder a las objeciones importantes. Trate también de pensar en contraejemplos cuando evalúe los argumentos de cualquier otra persona. Pregunte si las conclusiones de esa persona tienen que ser revisadas y limitadas, o si tienen que ser retiradas por completo, o si el supuesto contraejemplo puede ser reinterpretado como un ejemplo más. Tiene que aplicar la misma regla tanto a los argumentos de cualquier otra persona como a los propios. La única diferencia es que usted tiene la posibilidad de corregir por sí mismo su generalización excesiva.



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