El primer paso al construir un argumento es
preguntar: ¿Qué estoy tratando de probar?
¿Cuál es mi conclusión? Recuerde que la conclusión es la afirmación en favor de la cual usted
está dando razones. Las afirmaciones mediante
las cuales usted ofrece sus razones son llamadas
«premisas».
Considere esta broma de Winston Churchill:
Sea optimista. No resulta de mucha utilidad
ser de otra manera.
Éste es un argumento porque Churchill está
dando una razón para ser optimista: su premisa
es que «no resulta de mucha utilidad ser de otra
manera».
La premisa y la conclusión de Churchill son
bastante obvias, pero las conclusiones de algunos argumentos pueden no ser obvias hasta el
momento en que se las señala. Sherlock Holmes
tiene que explicar una de sus conclusiones clave
en La aventura de Silver Blaze:
"Un perro estaba encerrado en los establos,
y, sin embargo, aunque alguien había estado
allí y había sacado un caballo, no había ladrado. Es obvio que el visitante era alguien a quien
el perro conocía bien..."
2. Presente sus ideas en un orden natural
Usualmente, los argumentos cortos se escriben en uno o dos párrafos. Ponga primero la
conclusión seguida de sus propias razones, o
exponga primero sus premisas y extraiga la conclusión al final. En cualquier caso, exprese sus
ideas en un orden tal que su línea de pensamiento se muestre de la forma más natural a sus
lectores.
Considere este argumento corto de
Bertrand Russell:
"Los males del mundo se deben tanto a los
defectos morales como a la falta de inteligencia.
Pero la raza humana no ha descubierto hasta
ahora ningún método para erradicar los defectos morales [...] La inteligencia, por el contrario,
se perfecciona fácilmente mediante métodos
que son conocidos por cualquier educador competente. Por lo tanto, hasta que algún método
para enseñar la virtud haya sido descubierto, el
progreso tendrá que buscarse a través del perfeccionamiento de la inteligencia antes que del
de la moral.'
En este pasaje, cada afirmación conduce
naturalmente a la siguiente. Russell comienza
señalando las dos fuentes del mal en el mundo:
«los defectos morales», como él los denomina, y
la falta de inteligencia. Afirma entonces que desconocemos cómo corregir «los defectos morales», pero que sabemos cómo corregir la falta de inteligencia. Por lo tanto —adviértase que la
expresión «por lo tanto» indica claramente su
conclusión—, el progreso tendrá que llegar
mediante el perfeccionamiento de la inteligencia.
3. Parta de premisas fiables
Aun si su argumento, desde la premisa a la
conclusión, es válido, si sus premisas son débiles, su conclusión será débil.
"Nadie en el mundo es realmente feliz en la
actualidad. Por lo tanto, parece que los seres
humanos no están hechos precisamente para
alcanzar la felicidad. ¿Por qué deberíamos esperar lo que nunca podemos encontrar?"
La premisa de este argumento es la afirmación de que nadie en el mundo es realmente feliz
en la actualidad. Pregúntese si la premisa es
plausible. ¿Nadie en el mundo es realmente feliz
en la actualidad? Esta premisa necesita, al
menos, alguna justificación, y es muy probable
que no sea precisamente verdadera. Este argumento no puede mostrar, entonces, que los seres
humanos no estamos hechos para alcanzar la
felicidad, o que no debemos esperar ser felices.
4. Sea concreto y conciso:
Evite los términos generales, vagos y abstractos. «Caminamos horas bajo el sol» es infinitamente mejor que «Fue un prolongado período de
esfuerzo laborioso». Sea conciso también. La elaboración densa sólo hace que el lector —e incluso el autor— se pierda en un mar de palabras.
5. Evite el lenguaje emotivo:
No haga que su argumento parezca bueno
caricaturizando a su oponente. Generalmente las
personas defienden una posición por razones
serias y sinceras. Trate de entender sus opiniones
aun cuando piense que están totalmente equivocadas. Una persona que se opone al uso de una
nueva tecnología no está necesariamente en
favor de «un retorno a las cavernas», por ejemplo, y una persona que cree que la evolución no
es afirmar que su abuela era un mono. Si usted
no puede imaginar cómo podría alguien sostener
el punto de vista que usted está atacando, es porque todavía no lo ha entendido bien.
En general, evite el lenguaje cuya única función sea la de influir en las emociones. Este es
un ejemplo de «lenguaje emotivo».
"Tras permitir que sus antaño orgullosos trenes de pasajeros cayeran vergonzosamente en
el olvido, América está moralmente obligada a
restablecerlos ¡ya!"
Supuestamente éste es un argumento para
restablecer (más) el servicio de los trenes de
pasajeros. Pero no ofrece ninguna prueba para
llegar a esa conclusión sea cual sea, tan sólo
unas cuantas palabras con una gran carga emocional —palabras gastadas, también, como lasde un político autómata. ¿El tren de pasajeros
«cayó en el olvido» por algo que «América» hizo
o dejó de hacer? ¿Qué tiene esto de «vergonzoso»? Muchas instituciones «antaño orgullosas»
dieron al traste y, al fin y al cabo, no estamos
ol)ligados a restablecerlas todas. ¿Qué significa
que América está «moralmente obligada» a
hacer esto? ¿Se han establecido y quebrantado
las premisas? ¿Por parte de quién?
6. Use términos consistentes:
Los argumentos dependen de conexiones
aras entre las premisas y la conclusión. Por
ta razón es crucial utilizar un único grupo de
rminos para cada idea.
7. Use un único significado para cada término
Capítulo II
Argumentos mediante ejemplos.
Los argumentos mediante ejemplos ofrecen
uno o más ejemplos específicos en apoyo de una
generalización.
En épocas pasadas, las mujeres se casaban
muy jóvenes. Julieta, en Romeo y Julieta de
Shakespeare, aún no tenía catorce años. En la
Edad Media, la edad normal del matrimonio
para las jóvenes judías era de trece años. Y
durante el Imperio romano muchas mujeres
romanas contraían matrimonio a los trece
años, o incluso más jóvenes.
Este argumento generaliza a partir de tres
ejemplos —Julieta, las mujeres judías en la
Edad Media y las mujeres romanas durante el
Imperio romano— a muchas o a la mayoría de
las mujeres de épocas pasadas. Para ver la forma
de este argumento con mayor claridad, podemos enumerar las premisas de forma separada,
con la conclusión en la «línea final».
Julieta, en la obra de Shakespeare; aún no
tenía catorce años.
8. ¿Hay más de un ejemplo ?
Las generalizaciones acerca de grandes conjuntos de casos requieren la selección de una
«muestra». Desde luego, no podemos enumerar a
todas las mujeres que en épocas anteriores contraían matrimonio jóvenes; en su lugar, nuestro
argumento debe ofrecer pocas mujeres como
ejemplos de las demás. Cuántos ejemplos son
necesarios depende parcialmente de su representatividad, problema que recoge el apartado 9.
También depende parcialmente del tamaño del
conjunto acerca del cual se hace la generalización.
9. ¿Son representativos los ejemplos ?
Incluso un gran número de ejemplos puede
desfigurar el conjunto acerca del cual se hace lageneralización. Un gran número de casos, exclusivamente de mujeres romanas, por ejemplo,
puede decir muy poco acerca de las mujeres en
general, ya que las mujeres romanas no son
necesariamente representativas de las mujeres
de otras partes del mundo. El argumento también necesita tomar en cuenta las mujeres de
otras partes del mundo.
En mi barrio, todos apoyan a McGraw para
presidente. Por lo tanto, es seguro que McGraw
ganará.
Este argumento es débil porque un barrio aislado rara vez representa el voto del conjunto de la
población. Un barrio acomodado puede apoyar a
un candidato que es impopular en todos los
demás barrios. Los distritos electorales estudiantiles en las ciudades universitarias son ganados,
generalmente, por los candidatos que obtienen
resultados pobres en cualquier otro sitio. Además, rara vez tenemos pruebas fiables aun de las
opiniones del barrio. El conjunto de personas que
ponen señales en sus verjas y adhesivos políticos
en sus automóviles (y cuyos jardines son visibles
desde carreteras concurridas, o conducen regularmente por, y/o estacionan sus automóviles en,
lugares que llaman la atención) puede muy bien
desfigurar el barrio en su conjunto.
Un buen argumento acerca de que «es seguro que McGraw ganará» requiere una muestra
representativa del voto del conjunto de la población. No es fácil elaborar semejante muestra.
Las encuestas de opinión pública, por ejemplo,
10. La información de trasfondo es crucial:
Para juzgar un conjunto de ejemplos, a
menudo tenemos que examinar las proporciones
subyacentes. Al revés, cuando un argumento
ofrece proporciones o porcentajes, la información de trasfondo relevante debe incluir normalmente el número de ejemplos. Los robos de automóviles en el campus universitario pueden
haberse incrementado en un 100 por cien, pero
si esto significa que se robaron dos automóviles
en vez de uno, no ha cambiado gran cosa.
11. ¿Hay contraejemplos ?
Compruebe las generalizaciones preguntando si hay contraejemplos.
La guerra del Peloponeso fue causada por el
deseo de Atenas de dominar Grecia.
Las guerras napoleónicas fueron causadas
por el deseo de Napoleón de dominar Europa.
Las dos guerras mundiales fueron causadas por el deseo de los fascistas de dominar
Europa.
En general, entonces, las guerras son causadas por el deseo de dominación territorial.
Pero ¿todas las guerras son causadas por el
deseo he dominación territorial? ¿O quizás la
generalización es demasiado amplia?
En efecto, hay contraejemplos. Las revoluciones, por ejemplo, tienen causas totalmente diferentes. Lo mismo vale para las guerras civiles.
Si se le ocurren contraejemplos de una generalización que desea defender, revise su generalización. Si el argumento anterior fuera suyo,
por ejemplo, puede cambiar la conclusión por:
«Las guerras entre Estados independientes son
causadas por el deseo de dominación territorial.» Incluso esta generalización puede ser
excesiva, pero al menos es más defendible que la
original.
Otras veces, usted puede querer cuestionar el
supuesto contraejemplo. La Primera Guerra
Mundial, alguien puede objetar, no parece haber
sido causada por el deseo de dominación territorial, sino por una red de pactos de defensa
mutua y otras intrigas políticas, por la inquietud
de las clases altas europeas, por los disturbios
nacionalistas en el Este de Europa, etc. Frente a
este ejemplo, por supuesto, usted puede debilitar
su pretensión todavía más, o retirarla por completo. Sin embargo, otra posible respuesta es
argüir que el supuesto contraejemplo es, en realidad, conforme a la generalización. Después de
todo (puede argüir): los deseos de las potencias
europeas de dominar Europa motivaron los pactos de defensa mutua y otras intrigas políticas que, finalmente, abrieron el camino a la guerra.
¿Y los disturbios nacionalistas no podrían haber
sido causados también por la injusta dominación que allí ocurría? Aquí, en efecto, usted trata
de reinterpretar el contraejemplo como otro ejemplo más. La crítica inicial a su conclusión se
transforma en otro elemento de prueba en su
favor. Usted puede, o no, cambiar la redacción de
su conclusión; en cualquier caso, ahora comprende mejor por sí mismo su propia afirmación
y está preparado para responder a las objeciones
importantes.
Trate también de pensar en contraejemplos
cuando evalúe los argumentos de cualquier otra
persona. Pregunte si las conclusiones de esa persona tienen que ser revisadas y limitadas, o si tienen que ser retiradas por completo, o si el
supuesto contraejemplo puede ser reinterpretado como un ejemplo más. Tiene que aplicar la
misma regla tanto a los argumentos de cualquier
otra persona como a los propios. La única diferencia es que usted tiene la posibilidad de corregir por sí mismo su generalización excesiva.
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